miércoles, 30 de abril de 2008

La sauna finlandesa


Podemos definir la sauna finlandesa como un baño de vapor que se realiza en un recinto cerrado muy caliente. Dependiendo del grado de humedad, se diferencia entre el baño turco, donde hay mucha más humedad, y la sauna finlandesa o seca, donde el grado de humedad relativa es menor y la temperatura está entre los 100 y los 80 grados centígrados, aunque siempre es cuestión de gustos.

El origen de la sauna se atribuye siempre a los finlandeses, país donde más se ha enlazado esta forma de relajación y purificación con la cultura nacional. Para ellos, se trata de todo un ritual y, en tiempos pasados, cuando no había agua caliente, era la mejor forma de darse un buen baño en los largos inviernos nórdicos.

El proceso consiste en exponerse al calor durante un período de unos 15 minutos y después darse un baño de agua fría en un lago o revolcarse en la nieve. Este proceso suele repetirse al menos en dos ocasiones para aumentar así sus múltiples beneficios para la salud:
- Mejora la circulación sanguínea
- Purifica la piel consiguiendo una higiene muy eficiente ya que la transpiración que se produce hace que se abran todos los poros de la piel y se elimine el sebo, las toxinas y las bacterias.
- Es un gran combatiente del estrés.

La sauna exige un protocolo muy simple, hay que ir sin ropa y se considera de buena educación darse una ducha antes de entrar. Lo habitual es poner una toalla en el banco donde nos vamos a sentar, no sólo por una cuestión de higiene sino también porque normalmente suele estar muy caliente. Es también habitual golpear la piel con ramas de abedul, la vihta, en el momento de máxima sudoración pues ayuda a una mayor eficacia de la limpieza cutánea.

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