miércoles, 7 de mayo de 2008

El cabello y sus enemigos


Aunque el sol puede tener efectos beneficiosos para nuestro organismo, tomado con moderación fomenta la síntesis de vitamina D, esencial para el mantenimiento de nuestro sistema óseo, no tiene ningún ninguno positivo para nuestro cabello.

Por si fuera poco, el sol no es su único enemigo, ya que en verano se unen la acción de las altas temperaturas, el cloro, el mar… Todos estos factores son los causantes de un problema generalizado en cualquier cabello después del verano: la deshidratación.

Por eso es necesario que antes, durante y después de la exposición solar extremes los cuidados con tu dieta, siguiendo una rica en agua en la que no falten frutas, verduras y líquidos como zumos naturales, cremas frías…

Obviamente, si bien la dieta ayuda a evitar la deshidratación del cabello, la destrucción de las fibras, la alteración de la queratina y el envejecimiento prematuro, todo ello se traduce en un cabello debilitado, con puntas abiertas y un color alterado, necesitas seguir un ritual de cuidados capilares intensivos. Esto implica usar siempre protectores solares. No tienes excusa, ya que la oferta es variada: desde aceites de sésamo o manteca de palma hasta geles de peinado con protección UVA, siempre aplicados mechón a mechón por todo el cabello.

Un sencillo truco es aplicar mascarillas reparadoras y protectoras por todo el cabello, recogerlo y bajar así a la playa para obtener una dosis extra de hidratación. Eso sí, el ritual no acaba aquí ya que es esencial que después de la exposición repares el cabello con productos que revitalicen las fibras capilares y las reconstruyan

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